Neuroarquitectura ¿Qué es y cómo aplicarla en tu espacio?
Que la arquitectura es capaz de influir en nuestro estado de ánimo y nuestras habilidades cognitivas nunca ha estado en duda, pero tampoco existía evidencia científica ni un proceso apoyado en bases sólidas, hasta ahora.
La neuroarquitectura ha venido a comprobar los supuestos durante siglos sobre la arquitectura y la mente humana. Es una prueba fiable del “no tengo pruebas, pero tampoco dudas” sobre la influencia de un espacio sobre la cognición y las emociones.
¿Qué es la neuroarquitectura?
La neuroarquitectura puede definirse como el diseño y construcción de entornos físicos a partir de una serie de directrices creadas por los resultados de estudios propios de las neurociencias o las disciplinas que estudian la mente humana.
La aplicación de estos conocimientos duros en la arquitectura da como resultado procesos de construcción de espacios donde la elección de las formas, magnitudes, colores y materiales se realizan en función del efecto que desean crear en la cabeza de los usuarios.
Por ejemplo, elegir el color ideal para un instituto, donde la concentración y la creatividad son fundamentales; o la distribución de los elementos en un parque público, que está hecho para el ocio y la convivencia.
Las neurociencias amalgaman a la perfección con el genio creativo para crear espacios que buscan el bienestar de las capacidades cognitivas en beneficio de los usuarios. Se distancia de otras disciplinas que buscan ahorrar recursos o corrientes estéticas que ponderan la forma.
Principios básicos de la neuroarquitectura
Esta rama de la arquitectura tiene algunos principios que guían la creación de espacios que respondan a las necesidades de los usuarios. Veamos algunos principios de la neuroarquitectura y cómo influyen en la actividad cerebral.
Formas y su percepción
Los seres humanos preferimos las formas curvas por encima de las rectas. El mobiliario y el diseño de un edificio con líneas curvas son fácilmente aceptadas porque generan sensaciones de seguridad y tranquilidad.
Por su parte, las formas poligonales causan inquietud y cierto rechazo.
La aplicación en espacios de relajación, como salas de estar, habitaciones y áreas dedicadas al descanso son ideales para las formas curvas, mientras que las líneas rectas son permisibles en lugares donde es importante el trabajo cognitivo.
Gama de colores y tonalidades
Las neurociencias han comprobado que la mente humana responde mejor a los tonos fríos, como la gama de azules, cuando se trata de tareas cognitivas como la memoria o la concentración.
Es decir, los tonos fríos son ideales para espacios destinados al aprendizaje y el trabajo, como oficinas, estudios o aulas de clase.
Por otra parte, los tonos cálidos (amarillo, anaranjado, etc.) generan sensaciones de seguridad e impulsan un relajamiento de las funciones cerebrales.
Iluminación
Los espacios con iluminación natural no solo se perciben como lugares saludables. Los estudios neurocientíficos han descubierto su influencia directa en los procesos creativos.
Por su parte, la luz artificial cálida reduce la actividad cerebral, mientras que la luz fría contribuye a la concentración.
Altura de techos
Cuando se trata de espacios cerrados, los techos altos benefician procesos cognitivos relacionados con la creatividad, por lo que son ideales para espacios recreativos que buscan impulsar nuevas ideas y solución de problemas.
Al contrario, un techo de menor altura genera una sensación de seguridad que permite una mayor concentración para llevar a cabo tareas rutinarias.
Neuroarquitectura ¿Qué es y cómo aplicarla en tu espacio?
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